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La violencia como método político

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Mg. Christian Ríos M.

21/04/2023, 19:55P.M

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En días anteriores tuve la oportunidad de abordar durante mi clase de historia colombiana un tema muy relevante que aún sigue siendo factor de estudio en diferentes colegios, universidades y centros de investigación sobre las causas determinantes de la violencia en Colombia. Reflexionando con mis estudiantes pudimos establecer unos orígenes principales con sus respectivas consecuencias, dentro de ellas, estudiamos diferentes episodios de violencia desenfrenada, pudiendo determinar de forma sucinta que una de las fuentes más predominantes –o si no la principal- ha sido la política.

Desde los nutridos estudios de ciencias políticas se establece que desde Grecia la definición de política tenía una concepción de armonía y de virtud entre los gobernantes y los ciudadanos, esto permitía abrir espacios para la deliberación y el debate del sentido público, gracias a este ejercicio se podían tomar decisiones –democracia- para dar solución a los problemas que acontecían dentro y fuera de las polis y de esta manera se cumpliese el principio del bien común. Es así como la democracia se concibe desde el diálogo y la deliberación.

Lo anterior, de acuerdo con la historia política de Colombia, contradice los principios básicos de la política griega impidiendo llegar a la civilidad. La evidencia histórica de nuestra nación se escribe sobre todo lo contrario a la deliberación, el debate y al respeto irrestricto de las ideas, por el contrario, las ideas son combatidas y arrasadas sobre la irracionalidad del odio encarnada desde las fibras más internas de la violencia, socavando incluso la humanidad de quienes las poseen.

Es así como el ejercicio político en Colombia se trata del abatimiento al contrario en su humanidad, la siembra constante de odio –desde redes sociales y medios de comunicación digital- y desinformación reiterada en contra de los que no están al unísono con la elite o el poder político que se encuentre para ese momento presente.

Desde el fusilamiento de nuestros padres de la patria hemos aprendido de forma constante que los asuntos políticos se resuelven bajo el fuego de un arma o el filo de un metal, que el odio se debe sembrar para poder abatir al contrario y darle sentido a la lucha política; que si es centralista debe ser suprimido por un federalista, si es conservador debe de ser ultimado por un liberal, si es de derecha debe ser atacado subversivamente por uno de izquierda, si es de izquierda debe de ser perseguido por la derecha, si es uribista debe ser violentado por un petrista o viceversa. Es una constante de comportamientos aprendidos durante dos siglos de historia republicana.

No hay noción de politicidad, ya que este ejercicio conlleva a una constante búsqueda del respeto a la vida y a la deliberación de las ideas a través del crisol de la democracia. La civilidad está secuestrada por la violencia y el odio que son fuentes naturales del ser humano, pero alimentadas bajo la llama incandescente del sentido político o más bien de los políticos de oficio, quienes son los que ejercen o ejecutan la política.

El llamado el día de hoy es reflexionar sobre la política concebida a través del respeto y del reconocimiento de las divergencias humanas, que a su vez hacen posible una diversidad de pensamientos e ideas que son vitales para la construcción de un proyecto de Estado Nación en el que pueda reinar la ley y el orden –con el mayor sentido republicano-.

La política es entonces, una dinámica que se desarrolla dentro de la sociedad bajo intereses pactados entre los sujetos a la luz de lo público, por ende, bajo este principio de humanidad subyace la igualdad política entre ciudadanos. De acuerdo al planteamiento anterior, desde el antropocentrismo el ser humano tiene capacidad de razonar, discutir, pensar, elegir y plantear soluciones que acontecen dentro de la sociedad humana y es así como la democracia es un elemento o mecanismo vital para expresar la libertad de los hombres. Sin deliberación, sin raciocinio, sin debate y sin diferencias, no existe la política porque iría en contra del principio humano natural de libertad, mientras haya violencia, no hay política, mientras no exista el irrestricto respeto por aceptar que existen pensamientos e ideas contrarias al de cada persona no hay política y Colombia carece de política, respeto y libertad.