JANETH PUREZA ORTIZ ASTAIZA
06/05/2024, 10:00AM
Celebramos los setenta años de nuestro amado Seminario, establecimiento educativo en el que he pasado veinticinco años de mi profesión como docente, coordinadora y servidora de la comunidad; al lado de grandes compañeros de trabajo, excelentes estudiantes y demasiadas experiencias que me han permitido aprender y ser testigo de la evolución de nuestro colegio. Tengo en mi corazón una profunda gratitud por todas aquellas personas con las que he compartido momentos de trabajo, aquellos rectores que han estado presentes durante estos años que llevo ejerciendo la Coordinación de Convivencia y Bienestar, y los padres de familia que siempre han depositado en mí la labor de acompañar la formación integral de sus hijos.
Recuerdo fielmente mis inicios en el Seminario como docente de preescolar, donde tuve la oportunidad de ver crecer varias promociones de alumnos que hoy guardo en mi memoria con gran valor pues evocan el sentimiento de nostalgia y orgullo que como profesora he desarrollado al ver graduarse cada una de las generaciones de seminaristas que he conocido, algunos de ellos como su profe de infancia, otros como su coordinadora; pero todos con aspiraciones y metas por cumplir.
Como coordinadora de Convivencia y Bienestar, mi objetivo durante estos años ha sido aportar a la formación integral de nuestros estudiantes y generar ambientes sanos y propicios para que cada estudiante se sienta valorado, escuchado y respaldado en su proceso de crecimiento. He tenido la oportunidad de organizar y participar de diversas actividades que fomentan el arte, el compartir, la resolución pacífica de conflictos y una variedad de temáticas que desde mi percepción han contribuido al fortalecimiento de la educación de nuestros seminaristas.
Durante mi trayectoria como docente y coordinadora, he tenido el privilegio de presenciar la increíble evolución que ha experimentado el Seminario. Cada vez que recorro los pasillos del colegio, no puedo evitar sentir una profunda emoción al percatarme cómo hemos pasado de ser una pequeña comunidad educativa para convertirnos en un referente de excelencia académica, calidad humana y compromiso cristiano para la ciudad de Palmira.
A lo largo de las décadas, hemos enfrentado numerosos cambios y desafíos, pero siempre con la convicción de que cada obstáculo es una oportunidad para crecer y mejorar. Hemos abrazado la tecnología, hemos modernizado nuestras metodologías de enseñanza, hemos mejorado nuestra oferta educativa y hemos fortalecido nuestros lazos con la comunidad para brindar una educación de calidad.
Pero más allá de los cambios materiales, lo que más me emociona es ver cómo el espíritu y los valores del Seminario han perdurado a lo largo del tiempo. La dedicación de los profesores, el compromiso de los estudiantes y el apoyo de las familias siguen siendo pilares fundamentales de esta institución, que se enorgullece de formar no solo mentes brillantes, sino también personas íntegras, solidarias y comprometidas con su comunidad.
El Seminario no es solo un colegio, es una familia donde cada miembro, desde los más pequeños hasta los más antiguos, aporta su granito de arena para construir un lugar lleno de valores, conocimiento y oportunidades. Ver a nuestros estudiantes desenvolverse en el mundo con confianza, empatía y determinación es el mejor testimonio de que estamos cumpliendo con nuestra misión educativa.
Veinticinco años después reafirmo mi compromiso de seguir brindando toda mi creatividad, servicio y gratitud al Seminario y a nuestros estudiantes, para inspirarlos a alcanzar sus metas y trabajar incansablemente para que sigamos siendo un faro de educación, innovación y valores por muchas generaciones más. Estoy profundamente orgullosa de ser parte de esta historia, y espero con entusiasmo los desafíos y éxitos que el futuro nos depara.
Por último, en este aniversario, quiero expresar mi profundo agradecimiento al Seminario por brindarme la oportunidad de ser parte de esta maravillosa comunidad educativa. Cada día ha sido un regalo, un desafío y una inspiración para seguir creciendo como educador y como ser humano. Que este aniversario sea un momento de reflexión, celebración y renovación de nuestro compromiso con la educación y el desarrollo integral de nuestros estudiantes.
¡Feliz aniversario!